BIENVENIDOS

Agradezco profundamente que se tomen el tiempo para leer textos que no pretenden ser sino una contribución a explicar, entender y reseñar momentos de la vida en México y de un fenómeno social tan complejo como una guerra interna.

viernes, 26 de julio de 2013

RETOMO EL BLOG

Después de un periodo de ausencia obligado, me dispongo a retomar hoy este blog fundamental.
 México sigue en guerra. Es una guerra silenciosa, en la que nos involucraron a toda la población.
El día a día son  enfrentamientos, muertos, economía de guerra, gobiernos en guerra. Militares en las calles, desplazamientos policiacos, incrementos a los presupuestos de seguridad, a los del ejército, eso es lo que tenemos en México. 
Estamos en una aparente paz que en cualquier momento es trastocada.  En varias partes del país realizamos nuestras  actividades en aparente calma.
Las zonas de mayor conflicto están en el centro de la República. y en medio de esta guerra, el país discute la reforma energética, la privatización o no del petróleo. 
Al momento de escribir esta nota, más de 4 mil 200
militares y policías se dirigen al Estado de Michoacán, en el cual se registró una emboscada con tácticas militares hacia personal de seguridad nacional. 
Políticos e intelectuales, a través de redes sociales y de diversos medios, hablan ya de la necesidad de desaparecer los poderes en ese Estado de la República.
Las situaciones críticas, el propio presidente de la República, Enrique peña Nieto, ha reconocido,  Indirectamente, que hay instituciones del Estado rebasadas.
 De esas cosas, y otras más, que tienen que ver con esta guerra, volveremos a  a partir de hoy en este blog. Gracias por leerlo

martes, 15 de febrero de 2011

Excelente texto del Sub comandante Marcos sobre la guerra en México.



Nos une el Estado de México
Juntos, digamos Sí
A la alianza por el cambio democrático.

viernes, 14 de enero de 2011

México Rojo, México Barbaro...El Infierno

México Rojo, México Bárbaro…El infierno
Diversas reflexiones quedaron en el tintero el año pasado. No podré terminarlos.
Esta es una reflexión inacabada en contenido, extensión y forma, pero he querido mostrarla como una manera de decirle a mi familiar secuestrado, en donde quiera que esté, y a todas las víctimas de la delincuencia, que no puede haber armonía, paz y felicidad en nuestros corazones, mientras no exista garantías de vida y de libertad en nuestro querido país. Es una reflexión sobre el México Rojo, el México Bárbaro a partir de fragmentos de la película El Infierno.
Confieso, no obstante, con profunda sinceridad, que me embarga las emociones propias de quien no pierde la fe y la esperanza en que siempre vendrán tiempos mejores. Creo firmemente que pese a las circunstancias no ha sido derrocado el reino de la alegría y la felicidad, constantemente atacado por una realidad que indigna, entristece y encorajina.
Vaya pues esta pequeña anécdota-reflexión sobre el infierno.
La realidad cotidiana te absorbe. En eso estábamos cuando un amigo llegó y comenzó a platicarnos que venía del cine, de ver El Infierno. Días antes había llegado con su cara pálida y nos había dicho que venía de un infierno: Cerca de donde estaba en el Estado de México, hubo una balacera en un antro.
Un comando armado, encapuchado, bajó de camionetas Ford Lobo entró, disparó sus ráfagas de metralletas contra todo lo que se moviera, ensangrentó el lugar en el que sólo quedó viva una mujer que había ido al baño, salieron, dispararon alrededor y huyeron.
“La realidad está peor de lo que se pinta en el infierno”. Pero no sólo me lo ha dicho él. Se ha creado una percepción generalizada de que así es. Por todas partes la gente habla de ello. La violencia se adueñó de México. Y por todas partes hay manifestaciones de la sociedad llamando a detener este baño de sangre en el que se convierte cada día.
Vi la película del cineasta Luis Estrada. ¡Qué horror¡Si la realidad es peor que El Infierno entonces el Infierno es el cielo.
LA PELÍCULA
Esto no es una reseña, pero para contextualizar baste decir lo siguiente de la película El Infierno: "El Benny" García (Damián Alcázar), regresa todo jodido a su pueblo, tras 20 años de mojado en EU. Lo encuentra solitario, pobre y violento pues dos familias de narcos pelean la plaza, y en medio de esa guerra no tiene más remedio que participar como un sicario de una de las partes, la familia Reyes.
“El Benny” se mete a ese infierno y es acompañado por su amigo de infancia el Chochiloco, el principal matón de Los Reyes, sangriento, sanguinario, pero de nobles sentimientos hacia su mujer y sus hijos, a los cuales luego matarán para vengarse de él.
DE SÍMBOLOS Y SANGRE HUMANA
Es una película llena de símbolos. El más molesto, el más incómodo, el símbolo verdaderamente indignante, aparece al final de la película: Sobre el escudo nacional chorrea sangre… Un hilo de sangre baja lentamente hacia la frase “Viva México”.
Duele en el alma decirlo pero es cierto ¡pobre México! Por eso la siguiente frase no puede sino escribirse con lágrimas en los ojos: Por la patria amada corren ríos de sangre, veneros rojos invaden las calles, los terrenos, los negocios, los gobiernos ¿Qué le han hecho a nuestro país? ¿Qué le hemos hecho?
La sangre humana no es cualquier cosa. Es de lo poco que en nuestra sociedad de mercado no tiene precio. No se puede comprar ni vender en bancos de sangre. Y una vez derramada una gota, comienza a formar hilos, y luego ríos, veneros.
En los humanos la combinación de sangre diferente puede provocar la muerte del organismo. Esa es la preocupación, en esos veneros de sangre que corren por el País se ha mezclado ya la sangre de los políticos, militares, narcos, policías, periodistas, y mucha gente inocente.
La sangre que corre es humana. Haciendo cuentas, se han derramado más de 150 mil litros de sangre en el País. La mayor cantidad pertenece a los miles de muertos que hay en esta lucha, que no guerra contra el narco (La precisión es necesaria, porque recordemos que al inicio de su gestión, el Presidente Calderón utilizó el término guerra y en su mensaje durante el Mundial de Futbol de África, cambió el concepto a lucha contra la delincuencia organizada).
Son dos cosas distintas. La guerra era contra los narcos. La lucha, contra la delincuencia organizada, contra los que afectan a la gente mediante extorsión, secuestro y otras formas diversas de violencia. La guerra suponía hasta suspensión de garantías por parte del gobierno para acabar con el narco, la lucha supone la persecución de delincuentes que afectan a la gente.
Pero seamos claros. La sangre no sólo corre por la guerra contra o entre el narco, o la lucha contra la delincuencia organizada: Corre también por el asaltante del pesero, el que se roba a una niña, el que acuchilla por una bicicleta, el que roba el auto, el que viola y luego mata a sus víctimas, el que agrede a la mujer, el que inconsciente por el alcohol destruye en un accidente la vida de otros… son muchos los factores, pero sin duda corre más sangre por la delincuencia organizada y el narco que por otras formas delictivas en el país.
LA PROTECCIÓN A POLÍTICOS
En medio de ese mar de sangre los políticos intentan defenderse de su incapacidad para gobernar, se asocian vergonzosamente para protegerse y para evitar asumir sus responsabilidades. Por eso, hace apenas unos días, la mayoría de los representantes de gobiernos priistas que integran el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, se alinearon para evitar una investigación formal y la emisión de una alerta de género al gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, por el incremento de feminicidios en la entidad.
Como viles gánsteres jurídicos, ocho abogados y un notario, intentaron, horas antes de la votación, amedrentar a la titular de ese organismo. Así quedará impune la muerte de 922 mujeres en el Estado de México, la mayoría de ellas ocurridas en el municipio de Ecatepec. En el absurdo, las autoridades de Peña Nieto se han atrevido a asegurar que uno de los por qué de los feminicidios tiene que ver con que las mujeres salen de noche. Valientes mequetrefes que justifican con ellas sus incapacidades.
Pero tratemos de ser justos con las cifras de muertos, de por sí alarmantes, asociadas a causas de la lucha contra la delincuencia organizada…
En el infierno se dice una frase que escuchamos a Andrés Manuel López Obrador en el 2009 en Quintana Roo:”Hay más muertos en esta guerra contra el narco que en la Revolución”. Debemos darle a AMLO el mérito de poner el dedo en la llaga, aunque su dato inicial es falso, hasta este momento, aunque no dudemos en alcanzar la cifra rápidamente si todo transcurre en el País como en las primeras semanas del año.
Las cifras más conservadoras de pérdida de vidas en la Revolución Mexicana están en el orden de los 50 mil y hasta el millón de muertos. Las cifras de muertos que se informan día a día en el País luego de esta lucha contra el narco fluctúan entre los 25 y las 30 mil personas.
De cualquier manera son miles. Y más alarmante que la cifra es que en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que está pasando. Las cifras oficiales sobre muertos siempre son imprecisas. Tuvieron que ser los medios de comunicación los primeros en contabilizar. Después vino la reacción oficial y entonces surgieron otras más: En un informe del mes de abril de 2010 el gabinete de seguridad nacional hablada de unos 22 mil 700 muertos, la PGR luego habló de 24 mil 800, luego el Cisen estableció la cifra en 28 mil.
Cifras van y vienen. Intentos de contabilizar los muertos. Establecimiento de metodologías para contarlos, uff ¡Todo es impreciso!.
Pero cuando uno pudiera pensar que la semana en curso es la más violenta, ocurrirá algo que incremente el número de muertos, por secuestro, extorsión y/o narco. Tal parece que, para acostumbrarnos, siempre aparecerá un nuevo alcalde muerto, o nuevos cuerpos decapitados, o narco fosas comunes, o estará baleado el cuerpo de un defensor de derechos humanos.
Tan sólo hoy 14 de enero 2011 los diarios consignaron más de 13 muertos en Xalapa tras una balacera entre el Ejército y delincuentes y e informaron del asesinato de un alcalde del Estado de Oaxaca.
Ya nada sorprende. Parece que nos hemos acostumbrado a la violencia y hemos perdido la capacidad de asombro. Vivimos con miedo, entre muertos y vivos. Entre sangre.
¡Y cuantas viudas y cuántos huérfanos! Se calculan también por decenas de miles. Así como por miles los problemas derivados.
Es México rojo. Es otra vez, por razones diferentes a las que le dieron el dieron el mote en 1900, un México Bárbaro…El Infierno.
El México Bárbaro de 1900, de la época pre y post revolución estaba sustentado en la explotación miserable de miles de indígenas y campesinos en las tierras del terrateniente, en un poder centralizado del dictador Díaz, en un país sin libertades, sin elecciones, donde se perseguía la disidencia y se mataba o encarcelaba por ejercer la libertad de expresión. El México Rojo, el México Bárbaro del 2010 está soportado en la agresión, en la extorsión, en el secuestro, en la drogadicción, en la corrupción de los cuerpos policiacos, en la complicidad de las autoridades, en el agandalle, en la compra de conciencias, en el asalto a mano armada, en el robo con o sin violencia, en la falta de civismo, en la desaparición de valores éticos en todos los niveles de la sociedad.
Y en este mar incertidumbres, alguien, incluidos los titulares de las dependencias encargadas de la lucha, sabrá quién es el enemigo. ¿De dónde salió? ¿Cuál es su capacidad de fuego? ¿Cómo está estructurada su organización delictiva? Porque da la impresión de que el gobierno de Felipe Calderón libra una lucha contra quién sabe quién. Porque si no hay claridad respecto del enemigo su guerra está perdida.
Que tema tan difícil de abordar. ¿Militares? En la película el infierno, cuando el narco ya no puede, cuando los matones profesionales ya no son eficaces, don José Reyes, decide llevar a dos tipos rudos. Porque sí hay algo más rudo que los matones: Militares. Es una triste realidad. Cientos si no es que miles de militares, formadas en el Ejército Mexicano hoy están involucrados en el narco y en los sanguinarios actos violentos. En El Infierno no involucran a altos mandos del Ejército, pero si vinculan mandos medios. Son desertores del ejército que ahora, vía las armas intentan imponer la ley del narco y del dinero.
Para colmo de males desde dentro del gobierno, lo hemos sabido por Wikileaks, las fuerzas internacionales y el imperio yanqui, suponen que no se tiene la fiereza para combatir al narco en México.
En la película hablan dialecto entre ellos. Se han formado en la rudeza. Se muestran en una actuación eficaz para asesinar.
¿Será que la capacidad operativa de la delincuencia organizada, sus formas de operación, la distribución de plazas y zonas de influencia, su organización y logística y su estructura de funcionamiento, es producto de improvisados? O la delincuencia organizada tomó para sí estructuras ya formadas, alineadas,, entrenadas, como las que tiene el Ejército y las policías en los Estados y municipios.
La pregunta se responde fácilmente. Detrás hay grupos de desertores del Ejército Mexicano entrenados en Estados Unidos y que hoy combaten al Estado Mexicano. La información fue proporcionada por Craige Deare, ex comandante de las Fuerzas Especiales del Ejército e los Estados Unidos.
Y se sabe que fueron entrenados en lectura de mapas, comunicaciones entrenamiento convencional de fuerzas especiales, armamento ligero y pesado, ametralladoras. Eran, dijo, miembros del Grupo de Tropas de Elite del Ejército Mexicano conocido como Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, con certificación de los llamados militares come serpientes.
A ellos debiera juzgárseles por delitos contra la patria, no por narcos o delincuentes, sino porque por el hecho de haber sido funcionarios o empleados de instituciones públicas gubernamentales están obligados a preservar la Nación y a no valerse de las relaciones, estructuras y micro poderes que les dio el cargo para generar un clima de inestabilidad, hasta emocional en el País, a ese nivel.
Guerra Guerra sin tregua al que intente, de la patria manchar los blasones, guerra guerra los patrios pendones…
DIOS Y EL NARCO
En el infierno el cura del pueblo bendice las pistolas de los matones. Clero y narco. ¡Que combinación! ¡Oh Que gran sorpresa! El narco es como Dios. El arzobispo de Durango, Héctor González, dijo que El Chapo Guzmán es “omnipresente”, porque tiene la capacidad de estar en todas partes y a la vez en ninguna.
“Es omnipresente, tiene el poder de estar en todos lados, unos días dicen que está por allá, otros más acá y otros tantos más para allá, tiene la facilidad de viajar cómodamente”.
DINERO MALDITO DINERO
Ley y dinero van de la mano. Maldito dinero. Maldita necesidad de acumulación de más y más. Maldita necesidad de tener para esos vicios que se llaman comer, vestir, educarse.
En El Infierno todos sucumben al poder del dinero. Con dinero la puta termina hecha santa. El vulcanizador en comerciante medio. El miserable en Dios. La madre abnegada y recta, termina como abnegada y ambiciosa. El policía como delincuente. El delincuente como policía. El hermano como traidor. El Alcalde como narco, el narco como Alcalde. El matón corta cabezas como padre abnegado. Y el padre abnegado y sus hijos terminan muertos.
México querido
México, despierta
Te tocó el diablo.
En esta pesadilla,
te hablo…
te hablo…
México Rojo.

martes, 15 de junio de 2010

Y Calderón diio la cara por la guerra antinarco.

El fin de semana pasado fue especialmente violento para México.
El día en el que se inauguró el Mundial de fútbol en Sudáfrica fue el día con más muertes registradas en el País.
Luego se sucedieron una serie de muertes, ejecuciones, levantones, asesinatos.
Estos días se mostró un país verdaderamente violento.
Por todo el territorio nacional hubo asesinatos a sangre fría de familias. Emboscada a policías de la Federal con varios muertos y más heridos.
Enfrentamientos en las calles, cierre de carreteras por narcotraficantes, descubrimiento de fosas comunes con muertos recientes, balaceras, asesinato a sangre fría del hijo de un famoso cantante.
Escuadrones de camionetas blindadas por calles de diversos pueblos en algunos estados de la República.Quema de casa en pueblos. Asesinato de candidatos a puestos de elección popular Y un sinnúmero de actos violentos y delictivos más.
En varios poblados de México se han suspendidos actividades económicas o se suspenden clases.
Francamente parece que vivimos en un país sin gobernabilidad. Mejor dicho, donde la única gobernabilidad es la delincuencia organizada. Lo menos que podía hacer el Presidente Calderón era salir y dar la cara.
Habló en cadena nacional. Con un tono enérgico que no es sinónimo de una lucha estrategicamente planeada y contundente contra la delincuencia.
Lo más importante del mensaje de Calderón fue el anuncio de que continuará su guerra. Ojalá la gane.
"La inseguridad, y la información que de ella deriva, envían no sólo a México sino al mundo una señal de violencia" dijo.
En el dicurso del año pasado Felipe Calderón habló de guerra contra el narco y hoy esa palabra ha desaparecido. Ahora es lucha. Lucha contra el crimen organizado.
Calderón situó como principal problema estar cerca de los Estados Unidos el más grande consumidor de drogas, dijo.
En fin, aquí su explicación.

I. Introducción

Uno de los desafíos más importantes que enfrenta México es el de la inseguridad. Soy consciente tanto de su gravedad como de la exigencia ciudadana de ponerle fin. Se trata de una problemática que se ha venido exacerbando con el tiempo. En particular, las violentas “ejecuciones” de las que se da cuenta cotidianamente generan una situación de intranquilidad en la población. La inseguridad, en general, y la información que de ella deriva, envían no sólo a México sino al mundo una señal de violencia que deteriora la imagen de nuestro país.

Para responder a este desafío, el gobierno federal ha decidido enfrentar con determinación al crimen organizado desde el inicio de esta Administración. El objetivo ha sido recuperar la seguridad de las familias mexicanas; refrendar a México como un país de leyes y de instituciones; y garantizar una convivencia ordenada y tranquila en todo el país.

La lucha es, pues, por la Seguridad Pública. Enfatizo lo anterior porque existe una percepción generalizada de que el objetivo del gobierno es “combatir el narcotráfico”. Usualmente las referencias a la acción del gobierno se etiquetan o refieren simplemente como una “guerra contra el narco” o “la lucha antinarco”. Esto, sin embargo, no es así. Nuestro objetivo medular es lograr la seguridad pública de los ciudadanos, y no única ni principalmente combatir al narcotráfico. Combatimos con determinación al crimen organizado, porque es nuestra obligación constitucional y ética, porque es obligación del gobierno federal hacerlo, pero también y fundamentalmente porque el crimen organizado ha alterado, de manera significativa, la paz de los ciudadanos.

II. Las Causas del Problema

a) El Consumo de Drogas en Estados Unidos

El origen de nuestro problema de violencia radica en primer término en el hecho de que México está situado al lado del país que tiene el mayor consumo de drogas a nivel mundial. Es como si tuviésemos al lado a un vecino que es el mayor adicto del mundo, con el agravante de que todos quieren venderle droga a través de nuestra casa. Se calcula que, en 2008, en Estados Unidos había más de 117 millones de personas que habían consumido droga alguna vez, y de ellos más de 35 millones lo habían hecho en el último año con datos disponibles, 2008. Algo más preocupante: 33.5% de los jóvenes entre 18 y 25 años, es decir uno de cada tres jóvenes americanos, consumieron drogas ilícitas en ese año.

El tráfico de drogas hacia Estados Unidos fue el inicio de la configuración de poderosas bandas del crimen organizado. Durante décadas, el narcotráfico en México fue una actividad orientada exclusivamente al tráfico de drogas hacia los Estados Unidos. Por ello, los criminales anteriormente se dedicaban “sólo” a asegurar rutas de tráfico, fundamentalmente carreteras y puntos de cruce en la frontera y trataban de pasar desapercibidos ante la autoridad y ante la sociedad. Por eso se pensaba que “no se metían con nadie”, era una actividad de “bajo perfil”. Sin embargo, desde mediados de la década de los 90, asociado al crecimiento del ingreso per cápita y del poder de compra de la población, los criminales comenzaron a diversificar su actividad, mediante la búsqueda de un mercado de consumo entre los jóvenes mexicanos. En efecto, el ingreso per cápita de los mexicanos pasó de poco más de 3,000 dólares, en 1995, a más de 10,000 dólares, en 2008. Por su parte, los niveles de adicción también aumentaron. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, el consumo de drogas en México, por ejemplo en cocaína, si bien partiendo de una base muy pequeña, se duplicó entre 2002 y 2008.
b) Del Narcomenudeo al Control Territorial

La búsqueda de mercados de consumo en México y la lucha por controlarlos implicó un cambio sustancial en la actividad de los criminales. Al pasar de ser un negocio meramente exportador a ser también un negocio de distribución en el país, la actividad criminal buscó, de manera muy violenta, controlar sus propios mercados, a las autoridades y a los ciudadanos.

El crimen organizado necesitaba controlar y “marcar” el territorio, y para ello tenía que hacerse sentir y temer no sólo por otros grupos criminales, sino también por las autoridades y los ciudadanos. Así, pasó del bajo perfil que utilizó en el pasado, en el que teóricamente “no se metía con nadie”, a un perfil violento, intrusivo y desafiante. En lugar de esconderse de la autoridad, los criminales comenzaron a buscarla abiertamente para dominarla, a través de la cooptación o la intimidación: la llamada ley “de plata o plomo”.

c) Del Control Territorial al Control de la Sociedad

Una vez hechos con el control del territorio, e incluso con el propósito de ejercerlo y refrendarlo, los criminales trataron de hacer sentir su poder. Comenzaron a cobrar “derecho de piso” a otros criminales que pretendían actuar en “su” territorio, un comportamiento típico de todas las mafias. Sin embargo, pronto dejaron de distinguir entre la actividad ilícita y la que no lo era. También empezaron a cobrarle “cuotas de protección” a los negocios lícitos. Si le cobraban “piso” al que vendía gasolina robada, ¿por qué no cobrarle al que tiene una gasolinera justo enfrente? De esta forma, el dominio territorial de las organizaciones criminales provocó que se extendieran delitos nuevos que agravian severamente a la sociedad como la extorsión y el secuestro, además de que la extrema violencia utilizada en la “eliminación” de sus enemigos –torturas, decapitaciones y los mensajes de amenaza que los acompañan– comenzó a llenar de terror y miedo a las comunidades.

Así, la delincuencia dejó de ser mero “narcotráfico”. Se transformó plenamente en Crimen Organizado: “la organización criminal que a través de la violencia o la amenaza busca apoderarse de las rentas de las empresas lícitas o ilícitas en una comunidad”, según algunas definiciones académicas. No sólo “narco”, sino crimen organizado que domina comunidades enteras para “exprimirlas”. Son eso y así actúan, como han actuado en otros momentos y en otros países otras organizaciones a lo largo de la historia moderna: la “Cosa Nostra” en Italia, las mafias en Estados Unidos en los años 30 y 40 en ciudades como Chicago, y en los 80 en Miami, o en Colombia los capos durante los 80 y 90 y aún en esta década. Por ello, es imprescindible combatirlos con todo hasta doblegar su fuerza e influencia en cualquier punto de nuestro territorio nacional.

d) El Viejo Modelo y los “Arreglos”.

Esta nueva actividad de los criminales sorprendió a unas debilitadas estructuras institucionales del Estado, responsables de la seguridad y de la administración y la procuración de justicia: policías, ministerios públicos, gobiernos municipales, estatales y federal, entre otros, que no habían enfrentado algo semejante. Algunas de ellas procuraron un arreglo implícito o explícito con los criminales, pensando que así “controlarían” a los delincuentes. Creían que ese esquema “siempre funcionaba”. Es exactamente al revés, pues una vez hecho el “arreglo”, los delincuentes controlan a la autoridad y, una vez que la han sometido, se apoderan de la plaza sin restricción alguna y no existe límite a sus abusos sobre la población. Quizá anteriormente, cuando el interés del criminal era pasar desapercibido hacia Estados Unidos, eso llegó a tener alguna lógica, aunque ni aún así comparto esa teoría. Más allá de ello, el hecho es que ahora con el nuevo modelo de control territorial y extorsión, definitivamente los “arreglos” no funcionan. De hecho, la complicidad y la corrupción que suponen ese tipo de “arreglos” sólo provocaron que la expansión de los grupos criminales se acelerara y que éstos se apoderaran del control de pueblos y ciudades sin encontrar resistencia. En esta nueva modalidad, los “arreglos” no solucionan nada. Neutralizada la acción de la autoridad, particularmente en el ámbito local, los criminales comenzaron a acosar a los ciudadanos, lo mismo ganaderos que empresarios o pequeños comerciantes.

e) El Fácil Acceso a más Armamento

Otro factor que ha favorecido la estrategia de control territorial de los criminales ha sido la facilidad de tener acceso a armamento cada vez más letal. Una de las principales razones de este problema ha sido el descuido de las autoridades estadounidenses de contener este proceso que ha llegado a permitir la venta de casi cualquier arma en Estados Unidos. En 2004, ni el Congreso ni el Gobierno de ese país ratificaron la llamada Assault Weapons Ban, es decir, la legislación que prohibía la venta de armas de alto poder y otro armamento letal. Desde entonces las armas se venden casi sin restricción. En los estados fronterizos del lado americano hay más de 7,000 tiendas de armas, esto es casi diez veces más armerías que tiendas Wal-Mart en esa región.

Para ilustrar la dimensión de este problema, hay que decir que durante mi gobierno se han decomisado más de 76,000 armas, de las cuales más de la mitad son fusiles de asalto. Y de las que hemos podido averiguar su origen, más del 90% fueron fabricadas y vendidas en Estados Unidos. Además, se han asegurado más de 5,400 granadas, así como más de 8 millones de cartuchos. Un verdadero arsenal que incluye lanzamisiles y ametralladoras muy poderosas. El crecimiento de la violencia en México comienza coincidentemente con la derogación de la Ley que prohibía la venta de armas de asalto en Estados Unidos, entre uno y dos años antes del inicio de mi Administración.

f) Otras Causas Sociales

La falta de oportunidades educativas, laborales y de esparcimiento para los jóvenes en algunas ciudades del país los hace especialmente susceptibles de ser presa fácil de las organizaciones criminales. Para algunos de ellos el ambiente social es más propicio para caer en adicciones o incluso ser reclutados como “halcones” (vigilantes), vendedores de droga o “sicarios” (pistoleros) de los propios criminales. Por ello es medular trabajar activamente en el mejoramiento del entorno social y en la prevención y tratamiento de adicciones, así como fortalecer, tanto en la casa como en la escuela y en los medios de comunicación, principios y valores que les permitan enfrentar de mejor manera ese entorno, especialmente a quienes más lo sufren.

Este fenómeno ocurre en todo tipo de centros urbanos, aunque es probable que se intensifique en ciudades y estados que registran mayores niveles de inmigración, entre otras cosas por su actividad económica (maquila o centros turísticos por ejemplo). Ello lleva a que las autoridades en esos lugares resulten rebasadas por el crecimiento de la población y que no puedan responder a la creciente demanda de servicios de educación, salud y esparcimiento, como es el caso de regiones fronterizas. En ellas, esta situación se agrava, porque ahí además concurren las dos vertientes originales del crimen: tráfico a Estados Unidos, y narcomenudeo.


III. La Lucha entre las Bandas y el Incremento en la Violencia

Un elemento central que ha detonado la violencia en el caso mexicano es la guerra que libran entre sí los distintos grupos criminales en el país. Las bandas se disputan el control de territorios y ciudades, lo que ha provocado un crecimiento expansivo de las “ejecuciones”. Por ejemplo, en los primeros años de esta década, se dio una lucha entre el cártel de Sinaloa y el cártel del Golfo-Zetas por el control del noreste del país.

Más que una “guerra del gobierno contra el narcotráfico”, la guerra más mortífera que existe es la que libran los criminales entre sí. En general, el gobierno puede detectar razonablemente indicios sobre las causas de los homicidios cometidos en aproximadamente un 70% de los casos. Alrededor del 90% de estos casos de homicidio con algún indicio en su causa corresponde a personas muy probablemente vinculadas a organizaciones criminales, que caen durante enfrentamientos o ejecuciones entre bandas. En la disputa por el control de una plaza se producen homicidios especialmente violentos, como decapitaciones, torturas o ejecuciones colectivas, y se generan agravios que recrudecen aún más su nivel de violencia. Al tradicional conflicto entre los cárteles del Golfo y del Pacífico, se han sumado otros: “Beltrán” vs. “Pacífico”, “Pacífico” vs. “Juárez”, “Golfo” vs. “Zetas”, “Familia” vs. “Zetas”, “Beltrán” vs. “Familia”. Los niveles de venganza recíproca, las disputas por el control interno, las escisiones y las traiciones, aunados a la inestabilidad, los conflictos internos y la pérdida de dominio que les genera la acción de la autoridad, han llevado a que estas disputas se multipliquen. Los Estados que registran mayor número de homicidios son escenarios del enfrentamiento entre cárteles por el control territorial o de constantes conflictos y traiciones al interior de los cárteles.


No sólo eso, una guerra entre cárteles tan abierta los obligó a salir a la calle y a las carreteras en grandes contingentes. Por combatir esta circunstancia que afecta a los ciudadanos, el gobierno federal ha incrementado la presencia de efectivos federales en las zonas de mayor conflicto. Todo esto aumentó la probabilidad de enfrentamientos con otros cárteles o con las fuerzas federales. Lamentablemente, dado que los enfrentamientos muchas veces se dan en áreas urbanas muy pobladas, por desgracia aumenta la probabilidad de que haya víctimas inocentes en el fuego cruzado. Esta tragedia es lo más doloroso para todos. La parte más indignante y triste de esta lucha es, sin duda, la pérdida de vidas inocentes, sea por homicidios a mansalva de los criminales, que es el mayor de los casos, o sea como consecuencia del fuego cruzado entre criminales y agentes de la autoridad.


IV. Había que Actuar

Esto encontré al inicio de la administración y fue lo que motivó fuertes y decididas intervenciones del gobierno federal en contra del crimen organizado. Había que actuar y actuar rápido. Ante esta difícil situación, era indispensable contener la expansión de las actividades de los criminales. De ahí la decidida intervención del gobierno federal para combatirles y fortalecer la plena autoridad del Estado, en cada punto del territorio nacional donde fuese vulnerada. El gobierno federal le hizo frente al problema en aras de construir un México más seguro.

Sin dejar de reconocer lo delicado de la situación y lo mucho que falta por hacer, la estrategia avanza en la dirección necesaria y establecida desde el principio. Se ha planteado por algunos analistas que fue un error combatir a la delincuencia, que no se les debió haber “provocado”. Considero que es una perspectiva errónea. Se plantea como si la acción del gobierno fuera la que provocó la violencia y la criminalidad cuando es completamente al revés. Ha sido la violencia y la delincuencia las que han motivado la acción decidida del gobierno.

También se hace esa afirmación, como haciendo suponer que si el gobierno no hubiera actuado, estaríamos mejor. Me imagino que suponen que los criminales dejarían voluntaria y generosamente sus actividades y no molestarían a la población. Sin embargo, si el gobierno no interviene con firmeza y apenas a tiempo como lo hemos hecho, los criminales se hubieran apoderando de una gran parte del país, y habrían sometido ya a millones y millones de familias mexicanas a través del secuestro, la extorsión, el cobro de “piso”, o incluso el acoso directo a los integrantes de las familias. No niego que el problema es serio y existe, pero estoy convencido de que claramente estaríamos muchísimo peor si no nos hubiéramos decidido a combatir a los criminales, como también estoy convencido de que esto no hubiera ocurrido si se hubiera actuado con la misma determinación y firmeza muchos años antes. Se perdió un tiempo muy valioso que permitió la expansión y el fortalecimiento de los criminales.

El combate al crimen organizado es un medio indispensable para recuperar la seguridad de los ciudadanos. Y soy sensible a las voces de la ciudadanía que, al mismo tiempo que reconocen los golpes del gobierno federal contra el crimen organizado, reclaman una mayor atención a los delitos que sufren como el secuestro, el robo, la extorsión.

Por eso, al mismo tiempo que el gobierno federal cumple con el ámbito de su responsabilidad y de su competencia al combatir al crimen organizado, también está apoyando a las autoridades locales en la lucha contra los delitos que les corresponde conocer a ellos, es decir, los del fuero común.


V. La Estrategia

Decidimos combatir a la delincuencia con firmeza. El punto clave es reducir la acción del crimen organizado contra la población, mediante el fortalecimiento de la autoridad del Estado en todo el territorio nacional y la recomposición del tejido social, cuya carencia es campo propicio para la expansión de la delincuencia.

Para avanzar en el camino correcto hemos puesto en marcha una estrategia clara e integral para detener en el largo plazo el fenómeno delictivo. La Estrategia Nacional de Seguridad que establecimos desde el principio cuenta con cinco componentes:

1. Operativos Conjuntos en Apoyo a las Autoridades Locales y a los Ciudadanos

Frente a la presencia de grupos criminales fuertemente armados y cada vez más desafiantes que erosionaban la fuerza de las autoridades locales, había que oponer una fuerza superior, mejor armada y más organizada. Se trataba de restituir la fuerza legítima de los gobiernos locales, restablecer la seguridad pública y la tranquilidad de los ciudadanos. Para ello debía recurrirse a lo que constituye un elemento central del poder del Estado: la fuerza pública. Eso incluye no sólo a las policías municipales y estatales, sino también a la federal y, desde luego, a las Fuerzas Armadas, que constitucionalmente deben velar no sólo por la soberanía exterior, sino también por la seguridad interior del país.

Por ello y para combatir a las bandas que pretendían tomar el control de territorios y comunidades enteras, sometiendo a los Poderes Locales, pusimos en marcha los Operativos Conjuntos. Con ellos, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas se despliegan en varias zonas del territorio nacional con el fin de fortalecer la presencia de la autoridad pública y restablecer condiciones mínimas de seguridad y estabilidad local.

Como nunca antes, estamos debilitando a las estructuras logísticas y financieras de la delincuencia. La droga que hemos decomisado alcanzaría para proveer con más de 80 dosis a cada joven mexicano entre los 15 y los 30 años de edad. Golpeamos con firmeza y, subrayo, sin distingos, a todas las organizaciones criminales. Tan sólo en 2009 capturamos a 70 lugartenientes de todos los cárteles. Ese año hubo más capturas de capos regionales que las que solían hacerse en un sexenio completo.

Sin embargo, la intervención del gobierno federal no pretende ni puede ser permanente. Debe entenderse como una intervención necesaria pero transitoria, que busca dar tiempo y oportunidad a los gobiernos locales para reorganizar su propia fuerza, depurar y fortalecer sus cuerpos policiacos y ministeriales, y así estar en condiciones de impedir la acción de los criminales en su propio territorio. Los operativos tienen efectos más o menos permanentes cuando la autoridad local termina por cumplir su tarea de reorganizar y elevar su propia fuerza. De otra manera, de poco sirve el despliegue federal. De ahí la importancia de que en la esfera local se acelere y fortalezca el proceso de depuración y fortalecimiento de las instituciones en las entidades federativas.

2. Escalar las capacidades Operativas y Tecnológicas de las Fuerzas del Estado

Uno de los factores asociados al cambio en la forma de operar del crimen organizado y que contribuyó a que la delincuencia creciera es, sin duda, la impunidad. Por eso, decidimos fortalecer y profesionalizar a las instituciones de seguridad y de justicia.

a) Una Nueva Policía Federal

Desde el inicio de la Administración nos hemos concentrado en escalar las capacidades técnicas y operativas de la Policía Federal. Hemos multiplicado el número de sus integrantes y la estamos dotando de la tecnología más avanzada para combatir eficazmente a los criminales. Hemos puesto particular énfasis en el proceso de selección y reclutamiento del personal de la Nueva Policía. Para ello se han aplicado exámenes de control de confianza y también se ha entrenado y proporcionado mejor armamento a la Policía Federal.

Desde la firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, hemos aplicado más de 14,000 evaluaciones de control de confianza al personal de la Secretaría de Seguridad Pública. Se reactivó la academia de policía de San Luis Potosí en donde se forman y capacitan elementos de la Policía Federal y de las policías locales. El objetivo de estas acciones es formar nuevas generaciones de policías profesionales, confiables y honestos, no sólo en la Policía Federal, sino también en las corporaciones estatales y municipales.

b) Renovación en la Procuraduría General de la República

Se está depurando y profesionalizando a los ministerios públicos. Desde la suscripción del Acuerdo, hemos aplicado alrededor de 7,000 evaluaciones de control de confianza al personal de la Procuraduría General de la República. Y se puso en marcha la Operación Limpieza, a través de la cual se han detenido redes de funcionarios de los tres órdenes de gobierno presuntamente vinculados con el crimen organizado.

c) Plataforma México

Pusimos en operación la “Plataforma México”, con la que se está avanzando en la consolidación del Sistema Único de Información Criminal, una poderosa base de datos de información delictiva compartida por las autoridades federales, estatales y municipales. Esta importante herramienta nos ha permitido desarticular redes operacionales, logísticas y financieras de los grupos criminales, a través de la generación de inteligencia.

d) Apoyo al Fortalecimiento de las Fuerzas Armadas

También en esta administración, hemos aumentado constantemente el presupuesto para las Fuerzas Armadas, a fin de mejorar las condiciones operativas y de equipo con que cuentan. Al mismo tiempo, hemos aumentado los ingresos y prestaciones de su personal, particularmente en los niveles de menor ingreso, al grado que casi se ha duplicado el ingreso del personal de tropa y marinería en esta administración. Asimismo, se les han otorgado otras prestaciones como mayor capacidad de crédito hipotecario, o un sistema de becas completas para que los hijos de los militares puedan estudiar preparatoria o universidad en el centro educativo público o privado de su elección.

3. Reforma al Marco Legal e Institucional

Otro problema que enfrenta el país radica en nuestro Sistema Judicial. Éste no cumple con el principio constitucional de justicia pronta y expedita, ni permite castigar eficazmente a los delincuentes, más bien propicia injustica, impunidad y corrupción. Necesitábamos un cambio profundo y por ello iniciamos un esfuerzo sin precedentes para modernizar y rediseñar nuestro marco legal. Propusimos y finalmente fue aprobada la Reforma Constitucional al Sistema de Justicia Penal, con la que México adoptará un sistema con juicios orales, procesos simplificados y mucho más transparentes, así como un régimen de protección de los derechos de las víctimas. Ahora el juez deberá escuchar personalmente el alegato de las partes y presenciar el desahogo de las pruebas. Además, esta reforma dota a las autoridades con más herramientas de combate al crimen. Ahora los policías cuentan con nuevas facultades de investigación de delitos; los jueces pueden allegarse con mayor agilidad de pruebas; y las víctimas están mejor protegidas.

La aprobación de la Reforma no derivará por sí misma ni de manera automática en una mejor Justicia. Se requiere de la acción decidida de los Congresos y Gobiernos Estatales para establecer su propia legislación y poner en marcha el nuevo régimen. En particular, debe evitarse que una mala implementación de la Reforma genere una problemática que se ha presentado en ciertos casos de Reforma Penal “Adversarial” en México y en el mundo: “la puerta giratoria” (la expresión hace referencia a la noción de que “el delincuente todavía no acaba de entrar y ya está saliendo”). Finalmente de nada servirá una buena reforma si no se depura y fortalece también al Poder Judicial. La impunidad crónica en México tiene que ver con las enormes posibilidades de corrupción de ministerios públicos y jueces. Si no nos aseguramos todos y, desde luego, el Poder Judicial y las autoridades estatales de la idoneidad y honestidad de ministerios públicos y juzgadores, el problema de la impunidad y sus efectos nocivos sobre la seguridad pública persistirán.

4. Una Política Activa de Prevención del Delito

Otra realidad que encontramos al inicio de mi gobierno fue la imperante necesidad de recomponer el tejido social dañado por la delincuencia y de brindar oportunidades de desarrollo, educación, salud, recreación y bienestar a las familias, particularmente a los jóvenes. Por eso, hemos actuado para fortalecer la confianza ciudadana y fomentar la cultura de prevención del delito, de la legalidad y de la denuncia. Pusimos en marcha el Programa Escuela Segura para luchar contra la violencia y la droga en los centros educativos. A la fecha este programa opera en alrededor de 25,000 planteles. Asimismo, hemos implementado el Programa de Recuperación de Espacios Públicos para devolver a los ciudadanos espacios que habían sido tomados por la delincuencia. No se trata simplemente de reconstruir canchas, parques y espacios deportivos, como de hecho se hace, sino de organizar al vecindario para que el espacio pueda ser rescatado y usado por las familias de la comunidad. A la fecha, hemos recuperado 2,700 espacios públicos en todo el país. También hemos construido más de 300 Centros “Nueva Vida” para la prevención y el tratamiento de adicciones. Tanto la operación de los centros como la vigilancia de los espacios públicos dependen en buena medida de la participación ciudadana y, sobre todo, de la responsabilidad y el compromiso de las autoridades locales.

Un claro ejemplo de los esfuerzos del gobierno federal por fortalecer el componente preventivo y recomponer el tejido social es la estrategia “Todos Somos Juárez, Reconstruyamos la Ciudad”. Por eso, además de los programas antes mencionados, en esta ciudad estamos poniendo en marcha acciones que incluyen la ampliación del programa de becas, la remodelación de escuelas, la inversión en espacios deportivos, la ampliación de programas de combate a la pobreza como Oportunidades, el establecimiento de más Estancias Infantiles, nuevas obras de pavimentación y urbanización, apoyo a las pequeñas y medianas empresas, opciones de empleo temporal, así como diversas medidas de salud como son el incremento en la afiliación al Seguro Popular y el fortalecimiento y equipamiento de la infraestructura hospitalaria.

5. Fortalecer la Cooperación Internacional

Como señalé anteriormente, gran parte de la situación de inseguridad y de violencia por la que atraviesa nuestro país se debe a que compartimos frontera con Estados Unidos. De ahí que hemos decidido promover la cooperación internacional, basada en los principios de responsabilidad compartida, respeto a la soberanía y jurisdicción de cada Estado. Destaca la Iniciativa Mérida, que marca el inicio de una nueva etapa de cooperación con Estados Unidos, nación que ha reconocido que el crimen organizado es un problema común y que es importante luchar de manera corresponsable y conjunta en contra de un enemigo que no conoce fronteras: el crimen organizado transnacional. Así, hemos realizado el mayor número de extradiciones de que se tenga registro, incluyendo a peligrosos delincuentes que seguían operando aún desde cárceles mexicanas.

En suma, la estrategia del gobierno federal ha sido apostar por las reformas de fondo, actuar por la vía de la ley y crear instituciones fuertes y sólidas que prevalezcan más allá de quienes somos hoy los responsables de la seguridad de los ciudadanos.

Nuestro objetivo primordial es lograr que, sin importar quien gobierne, los mexicanos estén protegidos por una policía honesta y profesional, por un sistema de justicia eficaz y transparente, por un marco legal que fortalezca a las autoridades frente a los criminales y que permita castigar efectivamente a los delincuentes.

Estoy convencido que ante la problemática de inseguridad no hay mejor respuesta que la solución institucional que perdura, y eso es precisamente lo que estamos haciendo.



VI. Conclusiones

Ante el crecimiento de la delincuencia organizada tomamos la decisión de enfrentarla y de frenar el proceso de degradación de la vida social e institucional del país. La tendencia que estaban siguiendo las organizaciones criminales apuntaba hacia su propagación a todas las esferas de la vida nacional y a todos los rincones del país. Las opciones eran muy claras: ignorar este problema y administrarlo para tratar de evitar los costos de su solución, lo cual hubiera implicado abandonar a la sociedad y dejarla en manos de los criminales o hacerle frente con toda la fuerza del Estado y resolverlo. Lejos de claudicar, se asumió el problema, porque la obligación primordial del Estado es velar por la seguridad y el pleno ejercicio de las libertades de todos los mexicanos. La única opción para rescatar al país era cambiar radicalmente la actitud de tolerancia y dejadez, y encarar con decisión al crimen organizado.

Hemos constatado una y otra vez que los criminales no tienen el menor reparo en dañar a gente inocente en asesinar a quien no cumple con sus designios. Por eso, mi gobierno está absolutamente decidido a seguir combatiendo sin tregua a la criminalidad hasta poner un alto a este enemigo común y conseguir el México que queremos. Eso es lo que estamos haciendo con la Estrategia Nacional de Seguridad.

Sabemos que recuperar la seguridad no será tarea fácil ni rápida, pero vale la pena seguir adelante para construir un país libre y seguro. Y como dije desde el primer día, ésta es una lucha que costará tiempo, que costará recursos económicos y que, por desgracia, costará también vidas humanas, pero es una lucha que vale la pena librar porque lo que está en juego es nuestro futuro. Y somos millones y millones más los mexicanos que queremos vivir en paz que esos criminales. Somos millones más y el gobierno de la República está absolutamente decidido a hacerles frente con la enorme fuerza de que dispone. Por eso ésta es una batalla que, unidos, vamos a ganar.

Es hora de que los mexicanos sumemos todas nuestras capacidades para recuperar la seguridad pública. Todas las autoridades del país debemos comprometernos a hacer nuestra parte para combatir al enemigo común. Se trata de una tarea impostergable. El enemigo se puede vencer y sé que unidos habremos de derrotarlo.

Quienes proponen la retirada del gobierno parten de la falsa premisa de que los criminales por sí solos abandonarán sus actividades violentas y delictivas. Esto no es así. Lo que hay que hacer es enfrentar a la delincuencia. Si nos quedamos cruzados de brazos quedaremos en manos del crimen organizado, viviremos siempre con miedo, nuestros hijos no tendrán futuro, habrá mayor violencia y perderemos nuestra libertad.

No es momento de bajar la guardia o claudicar. Debemos combatir sin tregua al crimen para defender nuestras libertades, para recuperar nuestra tranquilidad, para que haya más inversión y más empleos, para construir el México más fuerte y ganador que nuestros hijos merecen. La lucha vale la pena: es por México y por los mexicanos.

Felipe Calderón Hinojosa
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos

Marcharse con las libertades

Amigos y familiares me han pedido que no escriba este blog ni sobre el tema en ningún medio. Que mejor lo borre.
Detrás de sus peticiones está el miedo profundo que sienten de que la delincuencia organizada pueda atentar en mi contra por el simple hecho de reflexionar sobre un problema grave que atañe a México.
Muchos amigos periodistas han dejado de escribir sobre narco o la guerra contra el narco por miedo.
No es cosa que deba ocultarse. México se ha convertido en un lugar verdaderamente peligroso para ejercer las libertades de pensamiento, de expresión y publicación.
Con frecuencia podemos observar o conocer de agresiones a periodistas y en el peor de los casos de sus asesinatos.
El miedo se ha apoderado de nuestra sociedad y con conocimiento de causa puedo decir que el miedo es uno de los peores enemigos del ejercicio de las libertades.
Si por miedo dejara de escribir, entonces tendría que dejar de caminar, de circular por las calles,de simpatizar con partidos u organizaciones, de trabajar en lo que me gusta, de seguir estudiando.
En conclusión, si por miedo fuera, tendría que dejar a un lado derechos, garantías y libertades. Estas son irrenunciables.
No se puede renunciar a las libertades con las que se nace, si con ellas se viene al mundo, con ellas habrá que marcharse.

lunes, 14 de junio de 2010

Mandela

Mandela.
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